SALTO AL VACÍO
Salto al vacío
El Parlamen aplaude a Artur Mas depués de aprobar la declaración de soberanía |
por
Ana Alejandre
La aprobación por parte del Parlamento
catalán de la declaración soberanista, en el día de ayer, ha hecho declarar
hoy al Ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, que el gobierno
"va a cumplir y hacer cumplir la ley" (lo que es la obligación matriz
para todo Gobierno legítimo) , en una clara alusión a que no se va a permitir
por el Ejecutivo español las veleidades, declaraciones unilaterales y las
proclamas separatistas de Artur Mas y sus adláteres, saltando la Constitución
en un osado brinco antijurídico de quien se cree el nuevo Companys resucitado,
en sus continuas proclamas incendiarias sobre el derecho de Cataluña a declarar
su soberanía e independencia de España, lo que le valió a éste último, en su
momento, ser considerado una figura épica dentro del territorio catalán y entre
las filas nacionalistas, aunque mirado con recelo y cierto desprecio por
políticos como Azaña.
1 Los mitos de la Guerra Civil, Pío Moa, La Esfera de los Libros, 2004, pág. 87
Artur Mas ha declarado que ha llegado el momento de hablar con el Gobierno,
aludiendo así de forma cínica a que ha llegado el momento de chantajear al
Estado español para que acepte la reforma fiscal que, en su día, solicitaba
Cataluña al Gobierno, por sentirse, como siempre, víctima de un reparto
desigual de obligaciones y derechos, antigua cantinela que no se corresponde
con la verdad, pero que es esgrimida constantemente por los nacionalistas
catalanes.
Es en este aviso de negociaciones con el Gobierno, donde se aprecia la
similitud que tiene la actitud de Artur Mas y los nacionalistas catalanes de
hoy, con los hechos de los nacionalistas catalanes de 1934, cuando la reforma
de la Ley de Contratos de Cultivo que tenía enfrentados a la Generalitat,
dominada por la Esquerra, y al gobierno central, y que fue aprobada por
el Parlament, una
vez que la Lliga abandonara el Parlament sin mayores obstáculos, aunque la Lliga, sin embargo, denunció ante las
Cortes dicha ley aprobada, por rebasar en su contenido al Estatuto e ir contra
la tradición catalana y los derechos de propiedad. Dicho conflicto llegó
hasta el Tribunal de Garantías Constitucionales, creado en tiempos de
Azaña, y el Tribunal dictó contra dicha ley. El Gobierno, queriendo
congratularse con Esquerra, propuso hacerle pequeños cambios a dicha ley, pero
sin modificar lo fundamental de su articulado, para promulgarla antes de
poder hacerle más cambios, pero Campmany ni aceptó la decisión del Tribunal, ni
tampoco la propuesta conciliadora del Gobierno presidido por Samper, diciendo
que "el fallo [del Tribunal] -afirmó- es la culminación de la ofensiva
contra Cataluña! y "los buenos catalanes" debían "defender su
prestigio con la sangre de sus venas" 1
Las frases de Campmany, que eran seguidas y repetidas por su partido y la
prensa, crearon así un clima de exasperación entre el pueblo catalán por las
supuestas agresiones a Cataluña por parte del Gobierno, de la derecha, y de
todos los supuestos enemigos de Cataluña.
Abadal, un nacionalista moderado, advirtió, ante numerosos abucheos e
insultos, en el Parlament, que había que acatar la decisión del Tribunal que
había sido creado con la propia participación de Esquerra y que la actitud de
Campamny iba en contra de los intereses de Cataluña, porque podía perder la
Autonomía, ante lo que Campamany le respondió que "Admitamos que Cataluña
sea vencida y que nos arrebaten todas las libertades; pero como los que estamos
al frente perderemos la vida, renacerá de una manera triunfante la nacionalidad
catalana".2
Sin embargo, según afirma Amadeo Hurtado, agente negociador de la Generalitat
en el conflicto, "Supe que a la sombra de esa situación confusa, la
Ley de Contratos de Cultivo era un pretexto para alzar un movimiento
insurreccional contra la República, porque desde las elecciones de noviembre
anterior no la gobernaban las izquierdas".3
Como se vé en la situación actual, muchos catalanes están en contra del
separatismo, incluso miembros del PSOE se han abstenido de votar a favor de
dicha declaración de soberanía. También, empresarios catalanes como el
Presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, Miquel Valls, se muestra
preocupado por la marcha que llevan las reivindicaciones separatistas y el
acuerdo al que han llegado CiU yERC, por las medidas económicas que proponen
estos grupos políticos (con independencia del tema soberanista que agravaría
aún más la situación) con la subida de impuestos y otras cuestiones que se
alejan completamente de los objetivos de los empresarios catalanes, y le
recuerda a Artur Mas "la prioridad del Govern debe ser la economía
catalana" (ABC/Cataluña/ 17/12/12.).
En el mismo sentido de
preocupación y alarma, se ha pronunciado Joaquim
Gay de Montellà, presidente de la patronal de la gran empresa
catalana Fomento del Trabajo, denunciando
el aumento de la presión fiscal que puede significar el acuerdo con ERC, y
advierte que la posible consulta sobre autodeterminación se tiene que hacer
dentro del marco de la legalidad constitucional y afirma que no debe salir
nunca de la legalidad establecida y no de la supuesta "legalidad"
catalana que CiU y ERC quieren crear, teniendo sólo como base una ley de
Consultas creada por el Parlament. Gay de Montolla insiste en que una consulta
sin plenas garantías puede crear dudas razonables sobre la propia estructura
legal de Cataluña y afirma con rotundidad: "Si un territorio es
capaz de llevar a cabo una cosa fuera de la legalidad, también lo podría hacer
en otro asunto" (ABC/Cataluña/
17/12/12.).,
Ante una situación creada y fomentada por Artur Mas, con la anuencia de los
socialistas cuando estaban en el poder, pues no hay que olvidar la fatídica
frase pronunciada por ex Presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, cuando
dijo que "aceptaria lo que decidieran los catalanes", aludiendo a su
declaración unilateral de soberanía y separatismo del Estado español, y
recordando que la más dura ofensiva nacionalista catalana se ha producido a
partir del momento de que los socialistas salieron del Gobierno por la rotunda
victoria del PP en las últimas elecciones generales, ¿no cabe preguntarse que
Mas está actuando como lo hizo en su momento Campmany, siempre acusando al
Estado español como el mayor enemigo de Cataluña del que le provienen
todos sus males, intentando fraccionar no sólo a la sociedad catalana entre
separatistas y los que no lo son, aunque se sienten igualmente catalanes que
los primeros y también españoles, y a la propia sociedad española, en un
momento de crisis feroz económica, demostrando la falta de escrúpulos de los
gobernantes catalanes, su rechazo a todo lo español y su falta de visión del
peligro que está haciendo correr a Cataluña como Autonomía y a los propios
ciudadanos catalanes como tales? La respuesta no es difícil, aunque Artur Mas y
sus aliados separatistas creen tener todas las cartas para hacer un juego
definitivo y conseguir doblegar al Estado español ante su chantaje, como la
bravata de cualquier mal jugador, con un salto al vacío de cuyas fatales
consecuencias le están avisando los propios catalanes más sensatos e
inteligentes que no olvidan otras intentonas de la historia como la
protagonizada por Campmany y que fue la antesala de la Guerra Civil.
A todos hace oídos sordos Artur Mas, quizás porque no advierte que el
pueblo español tiene una excelente memoria, tanto como para no olvidar el
continuo rechazo hacia todo lo español que exhiben los separatistas catalanes
con él a la cabeza. Y esa memoria por parte de los compradores españoles (no
hay que olvidar que Artur Mas quiere la independencia, pero no renuncia al
mercado español para sus bienes y servicios) le va a costar caro a Cataluña,
porque ningún español sensato va a invertir un euro en comprar productos
o servicios a una Comunidad que se siente no española y que rechaza todo lo que
proviene de España, aunque entre ese "todo", sin embargo, no cuenta
para los separatistas catalanes el dinero de los bolsillos de los
consumidores españoles, quienes, sin embargo, no olvidarán nunca el
rechazo a los español de los políticos catalanes y por eso decidirán comprar
productos de otras Comunidades, igual de buenos que los catalanes, y que no
miran al resto de los españoles con desprecio y rechazo como los nacionalistas
catalanes. El pueblo español nunca ha estado en contra de Cataluña, pero a
fuerza de sentir el continuo rechazo victimista y el desprecio de los
catalanes nacionalistas, va a empezar a sentir el mismo rechazo a todo lo
catalán, empezando por sus productos y servicios, porque como decía
Schakespeare: "La memoria es el centinela del cerebro", de ese
cerebro que recuerda quién es amigo y qué, cómo, cuándo y a quién comprar.
Y esas y otras cuestiones como son las propias advertencias del Gobierno y las
consecuencias que se deriven de tales pronunciamientos unilaterales de autodeterminación,
son las que olvida Artur Mas en el salto al vacío que ha emprendido, con los
ojos vendados y los oídos cerrados a todo aquello que no sea dicho en alabanza
de su intento de crear un Estado de una Comunidad; pero lo más peligroso y
grave es que detrás de él y su camarilla, va a arrastrar a siete
millones de catalanes, sensatos y alarmados ante este peligroso desafío
que está haciendo al Estado español del que forma parte Cataluña y al resto de
los ciudadanos españoles que no van/vamos a olvidar fácilmente la nueva afrenta
separatista de quienes sólo nos ven como meros compradores de los productos
catalanes.
Toda una lección de ceguera y de estupidez
que está dando Artur Mas con su absurdo empeño separatista. Sólo despertará de
ese nefasto sueño independentista cuando se reflejen sus resultados en las
cuentas y balances de las empresas catalanas y en el consiguiente nivel
económico de cada catalán. Entonces sí que va a tener a los enemigos en su
propia casa y pidiéndole cuentas del desastre que él mismo ha ocasionado con su
insensata ceguera y entonces no podrá hacer caso omiso ni oídos sordos..Sólo
entonces, acudirá a pedir ayuda al Estado español, al que ha llamado
continuamente "extranjero" y "opresor" para que le
soluciones el problema, ese mismo problema que su insensato sueño separatista
le va a crear a Cataluña y a los que comulgan con la peregrina idea de que
Europa va a recibir al novísimo Estado catalán con los brazos abiertos y
los bolsillos también, a pesar del triste recorrido que hizo por Europa Artur
Mas, hace unos meses, en los que se encontró que le recibían a él y a su
proyecto independentista, con caras largas, banderas españolas, cuando no, con
la negativa de concederle audiencia.
Es evidente que Artur Mas tiene mala
memoria, tanto como olfato político y sentido de la realidad. Como dice
Antonio Gala, hablando de este político: "Artur Mas, no es más, es
menos", aunque no se puede ser más ciego y
sordo y tener menos sentido y prudencia política.
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1 Los mitos de la Guerra Civil, Pío Moa, La Esfera de los Libros, 2004, pág. 87
2 (obra
citada) pág. 88
3 (obra
citada) pág. 89