UNA INVESTIDURA POSIBLE Y NECESARIA
Rayoy, Sánchez y Rivera |
Lo
que está sucediendo en España desde el 20-D y que se prolonga desde el 26-J, raya en el esperpento, por culpa de un doble perdedor en las elecciones como es
la triste figura de Sánchez, quien está obstaculizando la investidura del
ganador sucesivo en las dos últimas elecciones por la sencilla razón de que su
máxima es “si yo no he ganado las elecciones, el ganador no gobernará tampoco”.
Naturalmente, la obstrucción que hace (y que
niega reiteradamente con un cinismo repugnante) la justifica siempre con las
excusas peregrinas de que la izquierda nunca puede apoyar a la derecha, pues si
lo hiciera nunca conseguiría el cambio deseado que su partido y las fuerzas “progresistas”
desean conseguir. Como es obvio, calla
que el cambio que desea hacer es del titular del sillón presidencial, con un
implícito “levántate tú para que me siente yo”, es decir, que lo deje Rajoy y
lo ocupe él, en sus sueños de eterno vencido que no asume su derrota que cada
vez es más palpable y notoria por el castigo de sus propios votantes.
Sánchez
está demostrando de forma continuada ser el peor político de la historia de la democracia
y no tiene el menor sonrojo en seguir confiando en que, si le pone la zancadilla
al ganador de las elecciones como es el caso de Rajoy, pueda así intentar otra
vez hacer el ridículo presentando su patética candidatura a otra sesión de investidura como la anterior,
en la que los otros grupos “progresistas”, como es Podemos y sus esperpénticas
mareas --que convirtieron al congreso en una barraca de feria--, le dijeron que no,
aunque Sánchez, a la cabeza del PSOE que es otro partido “progresista y “de
cambio”, no convence ni siquiera a su posible aliado que desconfiaba de su
pacto con C’s. Desde luego, Iglesias y sus adláteres no parecían darse
cuenta de que esa extraña alianza entre
PSOE y Ciudadanos no era más que un subterfugio para paralizar cualquier
posible acercamiento y acuerdo entre los dos partidos de izquierdas, PSOE y
Podemos, ante el temor de Sánchez de que Podemos se zampara al PSOE y fuera el
suicidio político de su partido, Ese mismo suicidio que él y sus más próximos
en el partido están haciendo solos y sin ayuda de nadie por su ceguera
política, su falta de sentido de Estado, su desinterés manifiesto y continuado
por el bienestar de España, a pesar de que dicen no querer otras elecciones.
Parece,
por todo ello, que sólo les falta añadir que la única salida sería que Rajoy,
el ganador, cediera su asiento al doble perdedor y nefasto político al que
critican muchos de forma encubierta en su propio partido y, otros, lo hacen de forma pública y notoria como son los antiguos
dirigentes del mismo, desde González, y Guerra, hasta Rubalcaba, Corcuera, y la
propia Susana Díaz, su rival más próxima, en un largo suma y sigue de
socialistas inteligentes, sensatos, con experiencia política y sentido de
Estado. Todo eso es lo que le falta a la ridícula figura de alguien que va a dejar al
PSOE con el peor resultado electoral de la historia democrática -que parece olvidar para no tener que dimitir como seria lo sensato y digno en su caso e hicieron otros predecesores suyos-. Además, de hacer
personalmente el ridículo continuado con sus frases demagógicas y contrarias a la verdad, pues la noche del 26-J tuvieron que convencerle los más próximos de su camarilla para que no saliera al balcón de Ferraz para decir como tenía pensado que "los ciudadanos habían votado el cambio", negando así la realidad de su nueva derrota electoral más profunda aún que la anterior y que el PP había conseguido más votos que en el 20-D que se han traducido en 14 escaños. Todo este continuo despliegue de cerrazón y negación de la realidad ni sus propios votantes lo aceptan,
lo que demuestran con su continua pérdida de votos.. A pesar de ello, sigue con
su erre que erre, demostrando a las claras que ni le importa el bien del país ni respeta la voluntad de los ciudadanos expresada democráticamente en las
elecciones ni le interesa nada más que su cómico sentido cesarista al que solo
le hace falta exclamar “o yo o nadie”.
Su
postura antidemocrática y perjudicial para los intereses de España que lleva
desde el 20-D con un Gobierno en funciones, aunque quiere definirla con razones
peregrinas que a nadie convencen, sólo manifiesta lo que él mismo ya anunció poco antes del 26-J, cuando decía cínicamente que “seré muy generoso con quien lo fue conmigo”, aludiendo a cuando se
presentó a la ridícula sesión de investidura apoyada por C’s, en la que el PP
le dijo “no” y Podemos le ratificó también su oposición, a pesar de ser el PSOE
y Podemos los partidos “progresistas”
que iban a cambiar la política y a salvar a España de las garras de la
corrupción.
Rivera,
ha cambiado su rumbo al ver las propias críticas internas por su obstrucción a
Rajoy, y le ha exigido que acepte un pacto de seis puntos para que, en caso de
ser aceptados por el PP, apoyar la candidatura de Rajoy para que España salga
de esta situación anómala. Curiosamente, esta situación no parecía importarle
demasiado antes del 26-J y desde entonces hasta que anunciaron el cambio de
rumbo, aunque más por temor a perder a sus propios votantes --que están huyendo
en bloque al PP--, que por los intereses de España que son los mismos que hace
meses. Entonces fue cuando tanto el PSOE como Ciudadanos hicieron, además de un pacto entre
ambos partidos –por el doble interés del
PSOE de asegurarse que C’S no apoyaría al PP y de que fuera Podemos el que
desistiera de una alianza con PSOE-, una férrea línea de obstrucción al PP sin
precedentes en situaciones similares en otros países europeos.
Menos
mal, que el pueblo español, siempre sensato y con sentido común, empezó a
verles las verdaderas caras al PSOE y a Ciudadanos, los partidos regeneracionistas
y “progresistas” que iban a hacer una “nueva
política” --con lo que se vio en el Congreso los españoles salieron de
dudas de en qué consistía el cambio--, y, más aún, cuando vieron la alianza de
Izquierda Unida con Podemos, extraña mezcla de un partido comunista con otro
que se auto titula “social demócrata” --Podemos con ello demostró la falta de inteligencia de sus dirigentes al no darse cuenta de que, con semejante aliado, estaba demostrando bien a las
claras en que espectro político está situado-.
En el 26-J los españoles volvieron a ratificar su voto a Rajoy, incrementándolo en 14 escaños más en el Congreso, mientras PSOE perdía 5 escaños y Podemos ha conseguido 1 escaño más por estar unidos a IU; pero a cambio han perdido entre un millón y millón y medio de votos, en una impresionante caída electoral que ha sumido a sus dirigentes en un estado de apatía y abulia que les ha hecho pasar al ostracismo y desaparecer de los medios de comunicación y de sus actividad en el Congreso.
En el 26-J los españoles volvieron a ratificar su voto a Rajoy, incrementándolo en 14 escaños más en el Congreso, mientras PSOE perdía 5 escaños y Podemos ha conseguido 1 escaño más por estar unidos a IU; pero a cambio han perdido entre un millón y millón y medio de votos, en una impresionante caída electoral que ha sumido a sus dirigentes en un estado de apatía y abulia que les ha hecho pasar al ostracismo y desaparecer de los medios de comunicación y de sus actividad en el Congreso.
España
ahora necesita y espera que los partidos constitucionalistas se unan para
apoyar el Gobierno de Rajoy, el único legitimado por las urnas y que, según los
últimos sondeos, volvería a ganar de nuevo en unas posibles terceras elecciones,
las que de llevarse a cabo, como dice sensatamente Rajoy, “sería una magnífica
forma de hacer el ridículo”. De eso parece no enterarse el PSOE ni Sánchez, tan
ocupado en mirarse el ombligo y seguir poniendo ridículos “morritos” cuando
tiene una cámara delante, mientras pontifica sobre que las “fuerzas
progresistas” son la única solución para España” y bla, bla, bla, bla, bla, bla.
Menos
mal que lo españoles han mandado a paseo a los partidos “progresistas” –ya conocemos
cómo dejan el país los socialistas cada vez que llegan al Gobierno--, y votan
cada vez más al PP, el único partido que ha sabido enfrentar la situación
económica terrible en la que la dejó el desgobierno socialista y su actuación, junto al esfuerzo de los españoles, nos salvó de un embargo. Ese que parecía no
importarle demasiado a las “fuerzas progresistas” que, cuando estuvieron en el
Gobierno, no hicieron nada para evitar esa catástrofe y sí mucho para llevarnos
a todos al precipicio de la ruina económica, pero eso sí, oyéndoles
continuamente la monserga del “progresismo”, el “cambio”,
y la “nueva política”. Todo aquello que siempre ha demostrado ser la
trampa mortal del presente y del futuro de los ciudadanos de este y otros países, cuando los votantes se
creen las mentiras y falsas promesas que les llevan siempre al desastre.
Rajoy
debe gobernar porque ha salido ganador democráticamente. Los demás partidos, si
hubiera otras terceras elecciones, deberían tener la vergüenza de callar y no
hablar más de que les interesa el bienestar de España, etc., porque son los que han propiciado
que esta situación se prolongue demasiado tiempo, tanto que los españoles nos
estamos hartando de cumplir nuestra parte que es votar. Son ellos ahora los que
están obligados a acatar lo que dicen las urnas y apoyar al único ganador. Todo
lo demás es demagogia, hipocresía y desvergüenza. Esa que llevan tanto
practicando las “fuerzas progresistas” que lo único que hacen progresar es la
miseria y la desunión entre los españoles, además de entre sus propios compañeros de partido, como es el caso del PSOE y Podemos que están inmersos en sendas crisis internas..
Y,
sobre todo, aumentan el hartazgo de los ciudadanos al oírles continuamente toda
esa bazofia electoralista que, en la realidad, demuestra su falsedad, su
mentira y su oportunismo desvergonzado. Ese oportunismo que le seguirá haciendo
perder votos al PSOE y dinero, tiempo y
paciencia a los españoles que sólo quieren/queremos un Gobierno elegido por la mayoría,
sea del partido que fuere, porque en ese respeto a los votos se basa toda democracia.
Y también, esperamos que a Sánchez, a su inaguantable portavoz y al resto de su falaz camarilla
los mande a paseo su partido y el PSOE elija a otro Secretario General que tenga sentido
de Estado, espíritu de servicio, instinto político y más preparación e
inteligencia para ser quien dirija al partido que merece mejor suerte que
ser encabezado por un incompetente con demasiada ambición y ningún talento,
aunque es un experto en hacer el ridículo a nivel personal y político. Y de paso, dejar en evidencia al PSOE y a los socialistas y a España en un callejón sin salida por su culpa y la de los que le apoyan en su irreductible ceguera política.