UNA INVESTIDURA SIN ESPERANZA
El
teatro montado por el PSOE y encabezado por Pedro Sánchez para alcanzar su investidura está llegando a su fin, después de haberle llevado a pactar con Ciudadanos un acuerdo que es una manifestación escrita de la
tomadura de pelo a los ciudadanos que protagoniza Pedro Sánchez, con el consentimiento y apoyo de Rivera, quien
no advierte que a él también le ha tomado el pelo con ese pacto, inútil a todas
luces, porque imposibilita el apoyo necesario de Podemos a la investidura del
líder del PSOE que sólo cuenta con sus 90 escaños y los 40 de Ciudadanos, lo que suma sólo 130
escaños que son insuficientes para conseguir que Sánchez llegue a ser
Presidente del Gobierno.
Mañana
día 1 de marzo se celebrará, según la agenda del congreso, la primera sesión
del debate de investidura en la que Sánchez podrá ofrecer su discurso de
investidura, aunque sabe que, con la falta de apoyo de Podemos, es un intento
absurdo e inútil de llegar a la Presidencia del Gobierno.
Los
últimos intentos del PSOE han fracasado para conseguir un acercamiento a
Podemos que rompió todas las negociaciones con el PSOE al saber que este partido
había firmado con Ciudadanos -a sus espaldas y con reuniones secretas y
paralelas a las que mantenía con Podemos-, el acuerdo antes mencionado, por el
que se inclina hacia la izquierda C's que,
en su intento de protagonizar el papel de partido puente y conciliador entre la
derecha y la izquierda, por estar situado en un supuesto centro político que le
permite oscilar de un lado al otro en el arco político y tener estas
veleidades, según le convenga en cada momento de la vida política.
Sánchez
ha enviado en las últimas horas, en un intento desesperado de llegar a un
acuerdo con Podemos, diferentes cartas tanto a este partido, como a IU y Compromís,
manifestándole que el acuerdo con Ciudadanos irá más allá de los postulados
firmados con dicho partido, lo que insinúa que este pacto es un mero borrador
más leve y moderado que el que pudiera firmar con Podemos y las mareas que le
acompañan. Esta propuesta es rechazada por todos los partidos de izquierdas que
manifiestan que es una burla y un chantaje de última hora para conseguir el
apoyo necesario para la investidura de Sánchez, porque es sólo un "corta y
pega" del acuerdo con Ciudadanos, como define Podemos a la propuesta
realizada por Sánchez al que niega todo apoyo o abstención en su investidura,
tal como hacen IU y Compromís en la misma línea de pensamiento que Podemos.
Tal
como están las cosas, no sería extraño que Sánchez anunciara antes de las 16:00
horas de mañana, día 1 de marzo, momento en el que está señalada su
comparecencia y discurso de investidura, que desiste de presentar su
candidatura por la falta manifiesta de apoyo, tal como hizo Rajoy en su momento
y al que tanto, unos y otros, criticaron dicha decisión inteligente y oportuna.
La
izquierda desde el día 20 de diciembre, han mostrado no esa unidad cacareada de
siempre, sino el continuo ambiente de crispación y de gresca que le ha
acompañado, en sus diferentes partidos y mareas, a lo largo de la historia del
siglo XX y XXI, por lo que la desunión, la discrepancia y las zancadillas han
sido siempre una nota característica y sempiterna entre las diferentes
formaciones políticas de la ideología marxista.
Mientras
tanto, Rajoy sabe que su momento está cerca para presentar su candidatura con
el apoyo, en principio, de Ciudadanos, y el posible apoyo del PSOE, después del
fracaso de la investidura de Sánchez, al que ha prometido Rajoy, al igual que a
Rivera, la Vicepresidencia del Gobierno, en el caso de contar con su apoyo, lo
que impediría que se volvieran a convocar nuevas elecciones, con el
consiguiente y similar resultado que alargaría el tiempo de permanencia del Gobierno
en funciones, con los consiguientes
problemas económicos que de ello se derivan y la inestabilidad política que
pasa siempre una cara factura; sin olvidar el grave problema económico que
supondría a cada partido la convocatoria de dichas elecciones.
Todo
esta situación, hace pensar que a Sánchez sólo le queda presentarse a una investidura fallida
desde el primer momento, con el desgaste político que eso supone tanto para él
mismo como para el PSOE; o presentar su renuncia a S. M el Rey y después
anunciarlo antes de que llegue la hora de
que se inicie su discurso de investidura que está llamada al fracaso
desde el primer momento.
Ahora,
la investidura de Sánchez está fracasada de antemano, aunque busca los apoyos indirectamente
de Rajoy a través de Rivera, y de este último con el que cuenta, pero con la
exigencia de que su pacto firmado sea respetado al pie de la letra, olvidando
Sánchez que le negó cualquier tipo de apoyo y de posible encuentro a Rajoy, el
representante del partido más votado, negando así el principio democrático de
que la mayoría de votos debe ser respetada,
y al que dedicaba la frase tantas veces oídas de que Rajoy "debe perder
toda esperanza". Esperanza que ahora debe perder Sánchez que, de segundón
en votos, ha querido usurpar el papel que sólo debería tener quien gane en cada
ocasión las elecciones, sea del partido que fuere, para llegar a una
investidura forzada con pactos falsos y contradictorios, consiguiendo así el
rechazo de los partidos de izquierda, sus posibles aliados, y de la derecha que
asiste paciente y atónita a este absurdo teatro de simulación de pactos
imposibles para llegar al poder de quien sólo, por el número de votos
obtenidos, le corresponde estar en la oposición.
Mientras
la fuga de capitales continúa y todo el esfuerzo de los españoles y del
Gobierno de Rajoy se esfuma, aunque sacó a España del rescate y de la crisis
pavorosa que dejó el desgobierno del PSOE, el mismo partido que quería pactar
con Podemos un gobierno "progresista" y "de cambio", lo que
viendo la situación en la que dejó Zapatero a España, sería un espantoso cambio
que nos llevaría a estar igual que países tan "progresistas" como
Venezuela y Grecia, sin olvidar el camino que lleva Portugal, países que se
encuentran al borde del abismo.
Todo
esto hace necesario que se cambie la absurda Ley Electoral para no dejar sin
contenido a la propia democracia basada en el número de votos, y para evitar
situaciones tan esperpénticas y peligrosas como las que estamos viviendo, por
culpa de quienes rechazaron un gobierno tripartito entre PP, PSOE y C's, que
son ahora los que quieren que Rajoy les dé el visto bueno a quienes les negaron
la razón, los votos y la palabra, además de toda esperanza, esa misma que
abandona a Sánchez en el último momento cuando oye el portazo de Podemos y
mareas que se han dado cuenta de que les han querido tomar el pelo, a pesar de
ser toda la izquierda una promesa de gobierno "progresista" y
"de cambio" que se ha quedado en un absoluto fiasco.